Hammam del barrio de San Pedro de Córdoba

Población: Córdoba
Provincia: Córdoba
País: España
Coordenadas geográficas: 37.882597 / -4.773223
Tipología: arquitectura civil
Nº inventario: 214


En las proximidades de la iglesia parroquial de San Pedro de Córdoba, se conservan los restos de un ḥammām que bien pudo formar parte de los habices de la mezquita que sin duda existió en el mismo lugar en donde hoy se levanta la iglesia. Este barrio pertenece al arrabal de la Axarquía o arrabal que se extendía al oriente de la medina y que fue el único que subsistió tras la fitna que acabó con el califato omeya cordobés. No se conocen datos que permitan dar una cronología a esta construcción fuera de la existencia de elementos de época califal procedentes del expolio de alguna construcción más antigua, lo que permite suponer que este baño no sería anterior a la segunda mitad del siglo XI, y aunque se ha propuesto una datación almorávide muy bien pudo ser fruto de la revitalización que generaron en la ciudad los almohades, pero sin que por ahora podamos afirmarlo con seguridad. Aunque los restos del baño se encuentran en proximidad de la actual calle de Carlos Rubio, formando parte del inmuebles números 10, calle en su día conocida como calle del Baño, no parece que su acceso principal fuera desde esta vía, ya que no da propiamente frente a ella y por la distribución interna se puede asegurar que la entrada se realizaba por el lado opuesto a donde está esta calle, lo que induce a pensar que pudo hacerse desde la plaza de la Paja, aunque seguramente a través de algún adarve. El que el baño no presente fachada a la calle, sino que lo separe de ella una crujía, tiene bastante lógica ya que las zonas inmediatas a la vía pública, cuando se trata de una arteria principal como parece que fue el caso, se aprovechaban para ubicar tiendas que en muchos casos solían ser también bienes habices.

El baño tiene la distribución de sus locales dispuesta en ángulo, de modo que se iniciaba en dirección oeste-este para girar en la sala templada para seguir de sur a norte. La sala de reposo y vestuario debía estar situada bajo la medianería con el edificio que se levanta al oeste del baño que tiene acceso por la plaza de la Paja. Es posible que parte de esa sala estuviera dentro de la parcela donde hoy se encuentran los restos, pero otra parte, y sobre todo el acceso, parece que quedaron destruidos al construirse el inmueble cuya medianería forma el límite oeste de aquella. Poco puede por tanto decirse de cómo fue dicha sala porque, además, el muro que la separaba de la sala fría prácticamente ha desaparecido y en su lugar hay restos estructurales de diversa naturaleza, fruto de reformas posteriores. La sala fría tenía planta alargada en dirección norte sur, con alhanías en los extremos, de las cuales sólo hay constancia en el lado norte y siendo supuesta en el sur. De esta sala solo se conserva el muro este con el arranque de la bóveda de cañón que la cubría y el muro norte en el que se abre ahora una puerta moderna que comunica con la sala caliente. La alhanía norte queda marcada por la pilastra adherida al muro este y la parte inferior de la columna que hacía de parteluz del vano geminado que la delimitaba.

Una puerta en el centro de la pared oriental de esta sala fría da acceso a la sala templada, la de mayor tamaño de todo el conjunto. Esta sala, de planta casi cuadrada (5,90 x 6,30 m) poseía un perímetro porticado formado por cuatro arquerías de cuatro arcos en cada lado que sostenían las bóvedas de los pórticos, de las que solo se conserva la occidental, y la del espacio central de la que no queda rastro alguno. Los pórticos estaban sostenidos por columnas, que parecen ser de expolio, de las que se conservan las cuatro del lado oeste y restos de una en el lado norte y otra en el este. Las columnas de los ángulos parece que se dotaron con capiteles labrados de los que solo se conserva el del ángulo suroeste. Tiene doble fila de hojas de acanto con labra profunda de panal separadas del ábaco por un collarín de perlas. El capitel de la otra esquina parece que fue extraído y llevado al Museo hace algún tiempo. Ambas columnas poseen basas formadas por un plinto y dos finos toros separados por una escocia muy desarrollada. La basa del ángulo noroeste está ricamente decorada; la de la otra esquina es lisa. Las dos columnas intermedias tienen capiteles muy sencillos, aparentemente toscanos, aunque están muy deteriorados, y carecen de basas. Sobre todos los capiteles hay cimacios con vuelos en los que apoyan los extremos convergentes de la herradura de los arcos. En las columnas de esquina los cimacios tienen vuelos en las cuatro direcciones porque soportan cuatro arcos dispuestos en cruz, mientras en las intermedias solo hay vuelo en dos lados opuestos. Todos los arcos son de herradura bastante prolongada, aunque se encuentran bastante deformados al haber perdido el enlucido con el que sin duda se afinaría su perfil. El más septentrional hoy tiene una forma muy apuntada, seguramente causada por la erosión de las dovelas. Las galerías dispuestas tras de los pórticos tienen anchuras distintas siendo el más ancho el del lado oeste con 1,60 m mientras el del este solo tenía 1,09 m. La galería oeste, única conservada entera tiene bóveda de cañón con lucernas.

El espacio central, de 2,95 m de lado, debió estar cubierto por una bóveda que pudo ser de rincón de claustro con cuatro paños u ochavada con trompas en los ángulos como la del ḥammām de Diego del Corral de Sevilla. En la pared norte de esta sala está la puerta que conduce a la sala caliente, marcando de este modo un quiebro de 90° en el recorrido desde el exterior hasta la sala más cálida, lo que confiere a este baño un carácter más compacto que si el recorrido resultara rectilíneo.

La sala caliente tiene forma alargada, como la sala fría, pero está dispuesta en dirección ortogonal a ella. Tiene unas dimensiones de 3,00 x 9,00 m y se cubre con una bóveda de cañón con lucernas para su iluminación. Dispone igualmente de alhanías en los extremos, mucho más profunda la del lado oeste que conserva los dos arcos y la columna parteluz en que apoyan en el centro. En el lado occidental la cara norte hay dos nichos que debieron estar destinados a contener piletas de agua. En la parte central de la sala hay un hipocausto para el calentamiento del local mediante el fuego que se mantenía en otro espacio situado justo al norte en donde se conservan los muretes de apoyo de la caldera en la que se calentaba el agua. A través de un orificio abierto en la base del muro, el calor y el humo pasaban al hipocausto gracias al tiro de las chimeneas empotradas en los muros. El espacio para el servicio del horno es relativamente pequeño, de 3,50 x 4,80 m y parece que tuvo acceso desde la calle del Baño, hoy de Carlos Rubio. Adosados a las supuestas piletas de la sala caliente hay dos pequeños aljibes que servirían para el almacenamiento y regulación del agua usada en el baño.

Antonio Almagro