Aunque existen contradicciones en cuanto a la fecha de la fundación de la ciudad de Taza, todas las crónicas coinciden en atribuir su erección al califa ʿAbd al-Muʾmin a mediados del siglo XII, barajándose distintas dataciones entre 1134 y 1154. Sin duda al primer califa almohade cabe atribuir la construcción de la muralla que rodea el extremo septentrional de la meseta sobre la que se levantó la ciudad, en un lugar estratégico que controla la ruta entre las llanuras de la costa atlántica marroquí y el Magreb central y que sin duda sirvió de base a las operaciones de conquista de esta última área geográfica.
La muralla que cierra la medina se edificó en el borde superior de los fuertes escarpes que delimitan, por los lados norte este y oeste, la plataforma que le sirve de asiento. En el límite meridional, en el que el terreno resulta plano, la ciudad está cerrada por una doble muralla sin que existe información en cuanto a la cronología de la antemuralla que incluso en su parte occidental presenta un foso excavado en la misma roca. En este frente sur de la medina estaba situada la que quizás fue la puerta principal de acceso, la Bab al-Guebur, por resultar el sitio más adecuado para ello, pero nada queda de dicha entrada sino el nombre de la calle que hoy es entrada principal de la antigua ciudad. Fotografías antiguas muestran una puerta bastante simple con acceso frontal, aunque no sabemos si era de acceso directo o en recodo. De las otras puertas originales con que contó el recinto de la medina queda algún resto de la llamada Bāb al-Riah, ubicada en el extremo más septentrional, en donde la muralla se asienta sobre un acantilado rocoso y a la que se llega por un sendero serpenteante desde la zona de huertas que se extiende en el fondo del valle. Es posible que en el frente occidental existiera algún otro acceso, pero no existe en la actualidad ningún resto de puerta. Solo se mantiene en pie la que comunicaba con los dos arrabales que se extendían hacia el este, por las laderas del cerro y cuyas murallas orientales se sitúan ya en la zona más llana que se extiende en esa dirección. Esta puerta, con nombre de Bāb al-Ŷāmaʿ se conserva de manera bastante completa y cabe pensar que deba su nombre a ser el acceso más directo desde los arrabales a la mezquita aljama de la ciudad.
La puerta forma un bastión de planta rectangular de 11,50 x 8,70 m, al que acometen con claridad dos lienzos de la muralla de la medina, aunque también parece que se unía la muralla que separaba los dos arrabales, aunque la interrupción de lo conservado de esta muralla a cierta distancia de la puerta no permite conocer cómo se articulaba el acceso por el exterior de la puerta. La estructura de esta puerta es bastante simple, con un solo recodo interior y acceso frontal. En su frente exterior, que da al norte, se abre un sencillo arco de herradura de trazado circular, sin que presente alfiz ni ningún elemento ornamental, aunque es posible que lo tuviera en origen dado que sí lo tiene el arco de entrada a la medina. Tras este arco hay otro similar que define el espacio en el que giraba las hojas de cierre de la puerta, que se cubre con una bóveda de cañón de directriz perpendicular a la dirección de paso. Tras este segundo arco se dispone un espacio de planta rectangular y de mayor longitud en la dirección oeste, en cuyo extremo se sitúa la puerta interior por la que se accede a la medina. Este espacio se cubre con una simple bóveda de cañón.
Justo enfrente de la puerta de acceso desde el exterior se abra un nicho o cámara cubierto con bóveda semicircular y que tiene su suelo 1,50 m más alto que el del paso interior de la puerta. Para alcanzar ese nivel hay, justo ene l rincón, una abertura de 0,75 m de ancho por la que discurre una escalera de cuatro peldaños que arranca de un nivel sobreelevado dispuesto en el extremo oriental de la sala interna. Este nicho o cubículo, debió estar destinado a la guardia, aunque quizás de él arrancara una escalera de subida a la terraza, cosa que es difícil de comprobar dado que toda la construcción ha sido objeto de una restauración reciente que ha recubierto todos sus paramentos con un revoco uniforme. El acceso a la terraza se hace actualmente por una escalera exterior sustentada en el muro meridional del bastión.
El acceso a la medina se hace a través de un doble arco que delimita el espacio de movimiento de las hojas de cierre de esta puerta, solución similar a la de la puerta exterior y típica de estas construcciones militares. En este caso, este espacio se cubre con una bóveda rebajada de dirección similar a la del espacio interior del bastión. El arco exterior que da frente al interior de la población es también ultrasemicircular y en este caso presenta un sencillo alfiz que lo recuadra. La construcción de esta puerta parece estar hecha con mampostería de piedra irregular y con obra de ladrillo en la formación de jambas, arcos y bóvedas.
No existe ninguna prueba o dato que permita atribuir con certeza esta construcción al periodo almohade, pero la forma sencilla de esta puerta, con acceso a través de un solo recodo, permite relacionarla con las puertas más antiguas de la ciudad de Marrakech, especialmente las de su frente oriental: Bāb al-Dabbāgīn, Bāb Aylān, Bāb Agmāt en su forma primitiva, aunque en este caso el acceso sea frontal y no por el flanco. Y esto permite pensar que la puerta de Taza sea una obra temprana almohade.
Antonio Almagro