Alminar de Safi

Población: Safi
Provincia:
País: Marruecos
Coordenadas geográficas: 32.298204 / -9.241582
Nº inventario: 730


Safi es una población situada en la costa atlántica de Marruecos, a unos 140 Km al noroeste de Marrakech y que por su proximidad a esta ciudad ha funcionado como su puerto marítimo. En época almohade se fortificó con un recinto de murallas del que apenas quedan restos al haber sido renovado en el siglo XV por los portugueses, quienes se apoderaron de este enclave en 1488 y lo retuvieron hasta 1541. La ciudad contó con una mezquita que menciona Ibn al-Jatib (1313 – 1374) pero de la que sólo subsiste su alminar. La mezquita actual ubicada en sus proximidades no guarda relación alguna con él y sin duda es de época muy posterior. Entre la mezquita y el alminar existe un espacio sin edificar que pudo formar parte del solar del oratorio, lo mismo que los edificios que bordean por el este la calle que conduce desde la arteria principal de la medina al alminar, entre los que se encuentran restos de la inacabada catedral portuguesa. Es muy probable que la primitiva mezquita fuera demolida para dejar espacio a la construcción del templo cristiano, que se empezó a levantar en estilo tardogótico. La actual mezquita no parece tener relación con el alminar, dada la distancia que los separa, con calle de por medio, y la muy distinta orientación de ambos. Mientras el oratorio actual tiene disposición de naves paralelas al muro de la qibla, esta se orienta a algo menos 90° respecto el norte, es decir, prácticamente al este, mientras el alminar lo hace a 130°, casi al sureste.

Existe otra anomalía en lo que respecta a la ubicación del alminar respecto a la mezquita primitiva y es que todo apunta a que esta se ubicaba al norte del alminar y por tanto éste se situaba cerca del muro de la qibla. No cabe situar el oratorio de otro modo dada la proximidad de la muralla urbana. La hipótesis que se puede plantear es que la mezquita ocupó un espacio al sur de la arteria principal de la medina que corre de oeste a este, entre el puerto y la puerta que da a tierra y que tenía el alminar en su parte meridional, cerca del muro de la qibla. Los portugueses debieron demoler la mezquita para dejar espacio a la nueva catedral que quedó inconclusa, tras lo cual el solar quedó en parte ocupado por casas y en otra parte se levantó la nueva mezquita ya en época tardía, quizás en el siglo XVII o XVIII. El alminar, que pudo ser exento ya en sus orígenes, pues no presenta señales de haber estado unido a ninguna estructura constructiva, quedó de este modo aislado y separado del nuevo oratorio. Aunque esta disposición aislada y en la zona meridional resulta algo anómala, no debemos olvidar que existen casos semejantes en el periodo almohade, como la mezquita de Cuatrovitas con el alminar separado del resto del edificio o la mezquita de la Qasba de Rabat, cuyo alminar también está situado en el lado sur del edificio y a cierta distancia de la sala de oración.

El alminar es una sólida edificación, de planta cuadrada, de 8,30 m de lado, construida con sillería de piedra calcarenita, aunque en ciertas zonas la fábrica se transforma en simple mampostería irregular y algunos elementos estén hechos con fábrica de ladrillo. Con todo ello se pueden intuir intervenciones de reparación e incluso partes inacabadas o rematadas de forma precaria. La organización interna de la torre resulta semejante al de otros alminares. Un núcleo central cuadrado y macizo de 3 m de lado está rodeado por una rampa con peldaños de 1, 25 m de anchura que sube en sentido anti horario. La rampa se cubre con bóvedas de cañón inclinadas que forman bóvedas de aristas en los rellanos de los ángulos. En algunos de estos se abren aspillera para iluminar el recorrido. Las rampas del lado norte (noreste para ser más precisos) presentan huecos mayores integrados en la decoración externa del alminar. La puerta de acceso se abre en ese mismo lado y tiene dintel recto. Tras un breve vestíbulo horizontal, en el siguiente lado se inicia la rampa que desembarca tras dar tres vueltas completas, en el ángulo occidental de la torre mediante una escalera ya sin pisas inclinadas,

La terraza tiene un antepecho de notable altura (1,60 m) que se remata con almenas escalonadas que parecen fruto de una restauración moderna. En el centro se dispone un linternón de 2.75 m de lado que deja un corredor perimetral de 2,20 m. Una escalera externa permite el acceso a la minúscula cámara interior del linternón. La torre tiene en la actualidad una altura de unos 23 m desde el suelo hasta el remate de los merlones del cuerpo principal. Todas las estructuras de remate del alminar parecen ser fruto de intervención moderna y de escasa calidad, aunque resulta imposible distinguir si hay partes originales.

Como vemos, la estructura resulta semejante a la de otros alminares almohades, y la decoración externa, como vamos a ver, confirma la adscripción de esta torre al grupo de construcciones de ese período. Los alzados de la torre están compuestos con un único eje y con dos grandes registros en cada cara, siendo similares entre sí los de las caras opuestas. Así, el frente norte que es el más visible presenta un primer registro compuesto por un gran arco de herradura apuntado con alfiz rehundido y que albergaba en su interior una ventana con forma de herradura circular. El arco de encuadre está enjarjado en dos tercios de la flecha y con dovelas radiales en la parte superior. El tímpano de este arco presenta muestras de haber sido reparado y modificado, pues del arco de la ventana faltan sus zonas bajas junto a las impostas y está macizado con mampostería bastante burda. Pero llama la atención que en los laterales de esa zona del tímpano del arco grande, se aprecian los arranque de dos arcos extremos de lo que parece fuera una composición que habría sido desmontada en su mayor parte y macizada con fábrica de sillares en la que se abrió la ventana, a su vez tapiada ya con posterioridad de forma burda. No sabemos si se trata de una reforma o de un arrepentimiento, pues la ventana si aparece en el interior de la rampa, pero no se ven indicios de unos huecos mayores. Bien es cierto que de haber existido en algún momento esos dos arcos, serían seguramente ciegos.

En la parte superior aparece otro registro formado por un recuadro rehundido en cuyo interior hay tres arcos ciegos lobulados que se prolongan formando una trama de sebka de factura muy tosca e irregular. Toda esta decoración está realizada con ladrillo que en parte se empotra en el paramento del fondo del recuadro formado por una fábrica de factura bastante tosca que combina piedras y ladrillos. Es difícil saber si se trata de un acabado de mala factura de una obra no concluida o la reparación o sustitución de una decoración ya deteriorada. Por lo que veremos después, hay en otras partes del alminar elementos decorativos bien realizados que indican que pudo existir una decoración bien compuesta y ejecutada, de la que esta sería un torpe remedo. Justo debajo de este registro hay una ventana de arco de herradura apuntada y con alfiz que tiene la zona entre sus jambas tapiada con mampostería irregular quedando solo abierto el tímpano del arco. Esta ventana da luz a la rampa de subida y forma parte de la obra original. En la parte baja de este frente norte se abre la puerta que tiene  forma rectangular con dintel recto y cuyas aristas presentan un sencillo chaflán. La cara opuesta a esta, estuvo diseñada de forma similar, aunque solo presenta el arco del registro inferior totalmente ciego. Más arriba la fábrica es mampostería irregular, salvo en las esquinas, y solo presenta una pequeña ventana de arco sencillo de medio punto sin alfiz y realizado con piedras si labrar. No es posible decir si esta fábrica más tosca es el fruto de una reparación o de una terminación de la obra con escasez de recursos.

Las caras este y oeste presentan igualmente composiciones parecidas. En estos casos aparece un registro inferior con dos arcos lobulados ciegos que apoyan en una columna central, mientras en los laterales lo hacen en jambas rectas rematadas en un cimacio con forma de nacela. En ambas caras la parte superior de los arcos está rota. Un alfiz rehundido enmarca ambos arcos. Un poco más arriba hay un pequeño arco de herradura con alfiz, ciego en ambos lados. Sobre este se desarrolla un registro superior compuesto por un recuadro rehundido que forman las jambas y el alfiz de un gran arco mixtilíneo también ciego. El arco presenta escaso relieve y está trasdosado por una hendidura que realza su perfil y el del alfiz. Está en parte labrado en los sillares del paramento y en parte completado con fábrica de ladrillo.

En estas caras la fábrica de sillería alcanza una primera imposta de perfil sencillo y recto que parece de factura moderna. Algo más arriba hay otra moldura semejante y una tercera sirve finalmente de apoyo a las almenas escalonadas que rematan este cuerpo principal del alminar. Toda esta zona superior está realizada con mampostería irregular de piedras menudas enfoscada exteriormente y parece obra bastante reciente.

El cuerpo alto actual, de escasa gracia, parece también una obra reciente o, al menos, está enfoscado con mortero moderno. Parece que tuvo pequeñas ventanas con alfiz en los lados norte y sur; un pequeño hueco se abre en el lado oeste. Se remata con un tejado a cuatro aguas sin apenas cornisa y con un yamur casi insignificante.

El alminar de Safi parece ser una obra concebida según los modelos de los alminares almohades, con una dimensión bastante destacable que muy probablemente quedó inacabado y se remató, bien por falta de medios durante su primera construcción o por haber sufrido daños o ruina parcial, con actuaciones muy toscas que desdicen de la obra inicial. Estas vicisitudes son las causas de que presente unas proporciones un tanto rechonchas en comparación con otras torres. Con la que guarda más similitudes es con el alminar mayor del ribat de Tit, en cuanto a la disposición de la decoración, aunque sin duda este último está mejor ejecutado. Esta torre de Safi, pese a estar construida con piedras labradas, no es de ejecución esmerada, presentando muchas irregularidades que no son propias de una obra de cantería ejecutada por hábiles operarios. Quizás en su origen estuvo pensada para ser enlucida y que el mortero ocultara los defectos o incluso el uso de otros materiales como el ladrillo, No obstantes, se trata de una obra singular que en nada merece la falta de atención que ha sufrido en los estudios de la arquitectura almohade.     

Antonio Almagro


Bibliografía:
  • Dolores Villalba, La senda de los almohades. Arquitectura y Patrimonio, (Granada: Editorial Universidad de Granada, 2015), Anexo II, pp. 507-509.