Cerca del extremo oeste del frente meridional del recinto de la medina de Marrakech se pueden vislumbrar los restos de una puerta de la ciudad hoy en gran medida enmascarados por la construcción del mausoleo de al-Suhaylī (m. 1185), en torno al cual existe un extenso cementerio. La construcción de dicho mausoleo se remonta al periodo alauí, por lo que la puerta tiene que ser necesariamente de un momento anterior. Aunque no hay seguridad plena sobre su identificación, la mayoría de los autores consideran que se trata de la Bāb al-Šarīʿa, mencionada varias veces como una de las puerta de la medina de Marrakech. El autor Ibn ʿIḏārī sugiere que al construirse la Qaṣba en la zona sur de la ciudad, esta puerta tuvo que ser rehecha tras el derribo del sector de la muralla afectado por el nuevo recinto. Así, en una ocasión se refiere a ella como puerta nueva de Bāb al-Šarīʿa.
El mausoleo de al-Suhaylī, al adosarse por la parte externa a la muralla y la puerta, dejó oculta algo más de la mitad inferior y un poco menos de la parte superior al ser el edificio algo más bajo que la muralla. Con esta construcción la puerta quedó amortizada desapareciendo cualquier vestigio de estructuras que pudiera incluir por la zona interna de la muralla al adosarse por ese lado diversas edificaciones que demolieron o absorbieron lo que allí hubiera. Por estos motivos, solo la mitad de su frente externo ha quedado hoy visible y analizable, aunque suficiente para hacernos una idea del aspecto que presentaba hacia el exterior.
Aunque la línea del intradós del arco de la puerta no queda propiamente visible, si lo está una parte importante de su amplia rosca de ladrillo, así como la arquivolta que lo rodea y que nos permite conocer cuál es su forma. Se trata de un arco de herradura bastante apuntado con una rosca de casi 1,20 m de ancha, cuyos ladrillos tiene las juntas convergentes no al centro de curvatura sino a un punto situado en la línea de impostas. Esta forma de arco, aunque no es la más habitual en las construcciones almohades de Marrakech, tiene paralelos en este periodo como por ejemplo el arco de la puerta interior de la Bāb al-Kebir de la qasba de Rabat, que es mucho más apuntado que el de la puerta externa. Formando un ligero resalte se dispone otro arco de solo 0,43 m de frente que forma una arquivolta bordeando al primero- Este arco se une en la imposta a una banda de similar anchura también saliente que forma un alfiz, dejando las albanegas en un plano rehundido. En el centro de la hoy visible hay un rosetón lobulado formando concavidad enlucido. Puede suponerse que el mismo motivo existe en la albanega derecha. A partir del plano de la arquivolta se producen dos resaltes en la pared: uno primero que quizás formara un nuevo alfiz, y otro que en realidad es una pilastra que sobresale respecto a sus dos laterales y que debía ser, junto con otra simétrica, el límite de la portada. Hasta aquí, toda la construcción es de fábrica de ladrillo muy bien aparejada.
La luz del arco de la puerta puede suponerse que es de 4,25 m y la anchura de la portada entre las pilastras que la limitaban sería de 10,20 m. No es posible saber con certeza cuál fue la altura de la clave del ya que el terreno del cementerio que lo circunda ha experimentado una notable sobreelevación, pero se puede calcular que ronda los 6,25 m. Más allá de la pilastra que enmarca la portada hay un paramento realizado con fábrica de hiladas de mampostería de piedra alternadas con otras de ladrillo que finalmente conforman una esquina a 4,94 m de la pilastra, toda ella de este material. Esta esquina marca un saliente con el que la puerta se destacaba cerca de 3 m respecto de la línea de la muralla. Todo parece indicar que la puerta no contó con torres de flanqueo.
Tipológicamente resulta muy difícil adscribir esta construcción a un periodo determinado ante lo limitado de los elementos conservados. La composición del arco y los escasos elementos ornamentales son también de posible adscripción a distintas épocas, pero tampoco nada contradice que pudiera tratarse de una obra almohade, acometida para dar nueva ubicación a una puerta antigua afectada por la construcción de la nueva qasba y fechable, por tanto, en época del califa al-Mansur, en el último cuarto del siglo XII.
Antonio Almagro