Recinto de la Alcazaba de Córdoba

Población: Córdoba
Provincia: Córdoba
País: España
Coordenadas geográficas: 37.877261 / -4.783679
Tipología: arquitectura militar
Nº inventario: 390A


Tras la conquista de al-Andalus por los almohades, su pretensión de legitimarse como sucesores del califato omeya les llevó a convertir inicialmente a Córdoba en la capital andalusí de su imperio. Sin embargo, otras consideraciones como una cierta resistencia de ssus habitantes a aceptar la doctrina unitarista, la proximidad a la frontera con los reinos cristianos o el hecho de que Sevilla estuviera más cercana al Magreb y mejor comunicada gracias a su puerto, acabó motivando el traslado definitivo de la sede del poder almohade a esta última ciudad. Esto no fue óbice para que la antigua capital de los omeyas no fuera considerada un punto estratégico para la política y las actividades bélicas, dada la presencia del puente sobre el Guadalquivir y el ser un nudo importante de comunicaciones entre el sur de la Península y la Meseta Central, sin olvidar el valor simbólico que la ciudad y su aljama siempre mantuvo en todo el mundo islámico y especialmente en al-Andalus. Por estas razones Córdoba fue objeto de importantes actividades constructivas entre las que hay que contar de un modo especial las encaminadas al reforzamiento de su sistema defensivo y a su conversión en una base militar estratégica para la defensa del territorio y punto de apoyo de las operaciones bélicas contra los reinos cristianos del norte. Dentro de estas acciones se enmarcan labores de reparación y refuerzo de las murallas, tanto de la medina como del arrabal orienta de la Axarquía, que incluyó la construcción de varias torres albarranas de planta poligonal a lo largo de todo el perímetro urbano.

Pero también, siguiendo una pauta aplicada igualmente en otras ciudades y especialmente en Sevilla, se realizaron otras construcciones militares que comprendían nuevos recintos cuya finalidad era no solo reforzar los sistemas defensivos ya existentes sino crear lugares seguros para el acantonamiento de las tropas, tanto de guarnición permanente como de contingentes destinados a operaciones militares más allá de las fronteras. En este caso concreto de Córdoba, tres de estas construcciones tuvieron como objetivo en un caso defender la cabeza de puente al otro lado del río, reforzar y ampliar el primitivo recinto del alcázar y crear un campamento protegido extramuros a escasa distancia de este, en la zona suroeste de la ciudad.

Para el refuerzo y ampliación del Alcázar se construyó un nuevo recinto que, partiendo del punto de contacto entre la muralla de la medina y la del alcázar califal se dirige hacia el suroeste para luego girar hacia el sur. Esta muralla que se conserva con lienzos y torres se conoce como Castillo de la Judería. En un punto cercano al ángulo suroeste de las Caballerizas Reales se producía un nuevo quiebro y se dirigía de nuevo en dirección suroeste hasta una torre octogonal en donde vuelve a cambiar de dirección para encaminarse con dirección sureste hasta el río en cuya orilla hay otra torre con igual forma. A partir de este punto una muralla rectilínea sigue la margen del Guadalquivir hasta unirse de nuevo a la muralla del Alcázar probablemente en el ángulo sureste del Alcázar de los Reyes Cristianos, que en su origen debió ser la residencia de los gobernadores almohades de la ciudad. Este recinto, que tiene forma de una gran L invertida, formaba con el antiguo alcázar califal una alcazaba que pudo estar dividida por murallas internas como sucede en la de Sevilla, aunque hasta ahora no se ha encontrado ningún resto de esos cerramientos ni tampoco de estructuras que permitan suponer un uso distinto al de albergar huertas y jardines, y en caso de necesidad a las tropas de presencia temporal o incluso prolongada. Ocupa una superficie de 5,9 Ha, superior a la del antigua alcázar califal que solo tenía 3,6 Ha, alcanzando entre ambos casi las diez hectáreas.

De este recinto, la parte que conserva sus características iniciales es la que se ha descrito en primer lugar que comprende una muralla levantada con obra de tapia con torres rectangulares macizas de 5,25 m de frente y 3,60 de saliente dispuestas con separaciones que varían entre los 18 y los 30 m. El espesor de esta muralla es de alrededor de 2,40 m. En el frente noroeste se conservan dos torres y la de ángulo; en el suroeste aparte de la que forma el quiebro hay otra torre y la que alberga la puerta del recinto conocida como torre y puerta de Belén por albergar actualmente una capilla dedicada a la Virgen de Belén. Hay documentos que confirman la existencia de otras dos torres en donde hoy están las caballerizas. La torre situada en el quiebro tiene sus esquinas de cantería hasta unos 5,30 m de altura. Las torres son macizas hasta la altura del adarve de la muralla y posiblemente tuvieron cámaras con acceso desde este, aunque solo hay indicios de ello.

Lo más significativo de esta muralla es la llamada Puerta de Belén. Se trata de una torre que alberga en su base una puerta en recodo simple, con acceso lateral por el exterior. La torre está construida toda ella con sillares de piedra bien labrados salvo las bóvedas interiores que son de ladrillo. Esta característica ha hecho pensar a algunos que pudiera ser obra cristiana por asociar las obras de fortificación almohades con el empleo exclusivo de la tapia. Pero los constructores almohades utilizaron ampliamente la fábrica de sillería allí donde había disponibilidad de este material y tradición de su labra, como son las ciudades de la costa atlántica de Marruecos en donde abunda la piedra arenisca, como Rabat, Tit o Safi. Por otro lado, la fábrica de cantería de la torre está perfectamente trabada con la de tapia de los lienzos contiguos lo que permite afirmar que se construyeron simultáneamente. También desde el punto de vista tipológico tanto la puerta en sí como algunos detalles de la torre permiten afirmar que es obra almohade.

La torre tiene planta cuadrada de 7,50 m de lado. La organización de la puerta es la característica en estructuras islámicas de este tipo. Posee una sala interna cuadrada de 3,25 m de lado cubierta por una bóveda vaída de ladrillo y con puertas en dos de sus lados contiguos, de modo que para pasar a través de ella hay que hacer un giro de 90°. La puerta que da al exterior del recinto de la alcazaba se abre en un lateral de la torre evitando dar frente a quien se acerca a ella. La que da al interior está situada en el mismo plano que la muralla. Cada una de las puertas posee dos arcos, uno en la línea de la fachada exterior y otro en la de la sala interior. Entre ambos arcos queda un espacio cubierto con una bóveda de cañón de igual directriz que estos. En ambas puertas las hojas de cierre se sitúan junto al arco exterior y se accionan desde el interior del edificio, de modo que cuando están abiertas quedan enrasadas con las jambas de ambos arcos, sistema característico de las puertas almohades. En la puerta que comunica con el interior de la alcazaba, en el lateral sur que queda oculto por la hoja de cierre de ese lado, hay una puerta que da paso a la escalera de subida a las cámaras superiores de la torre. Esta es una solución que se encuentra en otras puertas del mimo periodo, como Bab al-Qabli del Ribat de Tit, Bab Dukkala de Marrakech o la puerta de Dar al-Sultan.

La torre posee dos cámaras superpuestas, ambas de planta cuadrada y cubiertas con bóvedas vaídas. El acceso desde la planta baja a la primera se hace por una escalera alojada dentro del muro sur de la torre y que desembarca en la esquina suroeste de la sala alta. Esta se ilumina con dos aspilleras abiertas en los lados sur y oeste. En el centro del lado norte arranca otra escalera que asciende a la siguiente planta y a la terraza. Esta escalera es del tipo de machón central cuadrado alrededor del cual se desarrollan los tiros de peldaños, solo que uno de ellos, que quedaría dentro de las salas, no existe. La segunda cámara tiene una sola aspillera en el lado oeste, los dos accesos de la escalera en el norte y una puerta en el este. Esa puerta da acceso a un pasaje o galería que sirve de comunicación entre los adarves de las dos cortinas de muralla que acometen a la torre. La galería tiene en su lado este tres arcos, de mayor anchura el central, cuya disposición recuerda la que presenta la llamada Torre Blanca situada en el sector norte de la cerca urbana de Sevilla. La escalera continúa hasta la terraza que actualmente solo posee un antepecho sin almenas

Antonio Almagro


Bibliografía:
  • Alberto León Muñoz, “Las fortificaciones de la Córdoba Almohade”, Fortificações e Territorio na Pêninsula Ibérica e no Magreb ̃(Séculos VI a XVI). Lisboa Edições Colibri-Campo Arqueológico de Mértola 2013: 337-354.
  • Alberto León-Muñoz,. “Los Alcázares de Córdoba: Un proyecto necesario”. Al-Mulk: Anuario de Estudios Arabistas 18, 2020: 507–46.
  • Alberto León-Muñoz,. “The Alcázar of Córdoba: The Seat of Islamic Power in Al-Andalus”. Arts 12, 2023: 202.